jueves, 10 de julio de 2014

Alianza por la calidad de la educacion

LA ALIANZA POR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN: 
MODERNIZACIÓN DE LOS CENTROS ESCOLARES Y 
PROFESIONALIZACIÓN DE LOS MAESTROS 
Juan Carlos Amador Hernández* 

INTRODUCCIÓN 
El 15 de mayo del 2008 el Gobierno Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) firmaron la Alianza por la Calidad de la Educación, acuerdo que busca la transformación del modelo educativo por medio de políticas públicas que impulsen una mayor calidad y equidad de la educación en el país. 

La educación en México ha sido una preocupación nacional, permanente y prioritaria desde la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921. La estrategia en los primeros años de vida de la Secretaría fue multiplicar escuelas, lograr un amplio concurso colectivo en las tareas educativas prioritarias, articular el esfuerzo de los estados y los municipios y, en una palabra, diseñar una educación pública nacional1
En el lapso de siete décadas se generalizó el ingreso a la educación primaria, se realizaron verdaderas cruzadas de alfabetización que llevaron las primeras letras a casi todos los rincones del país, se construyeron miles de escuelas, se crearon los libros de texto gratuitos, se amplió la educación secundaria y se establecieron centros de educación básica para adultos. 

La educación es un ámbito decisivo para el futuro del país. La acción educativa del gobierno y de la sociedad es una de las grandes prioridades nacionales. 

Existe un claro consenso entre los sectores de la acerca de la necesidad de transformar el sistema educativo y por una educación de calidad. Hoy los avances en materia de cobertura, profesionalización y de presupuestos destinados al ramo educativo ubican a la educación en un punto en el cual la calidad educativa debe convertirse en la punta de lanza del desarrollo económico y social de México. 

Por la importancia de dicho tema este documento de trabajo se enfoca particularmente a dos ejes de la Alianza: la modernización de los centros escolares y la profesionalización de los profesores y las autoridades educativas.

I. ANTECEDENTES 
A lo largo de varias décadas la educación ha sido uno de los ejes articuladores de la política social que involucra la instrumentación de políticas públicas cuyo propósito es lograr un gran impacto mediante un proceso constante de transformación. 

La firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), que en 1992 celebraron el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Educación Pública, los gobiernos estatales y el SNTE, ha sido punto de referencia de la transformación educativa de los últimos tres lustros. Mediante este acuerdo se establecieron tres grandes líneas de política educativa: la profesionalización y evaluación de los profesores e instituciones educativas, la reorganización del sistema y la reformulación de los planes y contenidos de los materiales educativos.

El ANMEB señalaba la deficiente calidad de la educación básica que, según sus consideraciones, no proporcionaba ni desarrollaba el conjunto adecuado de conocimientos, habilidades, capacidades y destrezas, actitudes y valores necesarios para el desenvolvimiento de los alumnos y por ello no estaba en condiciones de contribuir efectivamente al progreso social y al desarrollo del país. 

También se consideró que el sistema educativo se encontraba centralizado y que padecía cargas burocráticas excesivas produciendo un distanciamiento de la autoridad con relación a la escuela, con el consiguiente deterioro de la gestión escolar y la generación de una densa red de procedimientos y trámites. 

El Acuerdo también señala la existencia de una ambigüedad en las atribuciones educativas que le correspondían a los distintos ámbitos de gobierno, por lo que se consideraba que el esquema de organización del sistema educativo trazado en los años setentas ya se había agotado. 

Por ello, y en virtud de que el objetivo central del Acuerdo Nacional era reconocer la importancia fundamental de la educación en el desarrollo del país, así como reiterar la vigencia del concepto de educación nacional, el Acuerdo fue acompañado por la asignación de recursos crecientes al sector educativo. 

Al mismo tiempo se reconocía que más recursos, más días efectivos de clase, programas idóneos, mejores libros de texto y maestros adecuadamente estimulados, podían producir efectos imperceptibles en la cobertura y en la calidad de la educación si el propio sistema educativo no superaba los obstáculos e ineficiencias del centralismo y la burocracia excesiva lo aquejaban. 

Por ello, el ANMEB se instrumentó por medio de tres líneas fundamentales: la reorganización del sistema educativo, la reformulación de contenidos y materiales educativos y, asimismo, la revaloración social de la función magisterial. Así, mediante la reorganización del sistema educativo se impulsó un nuevo federalismo y una participación más activa de la sociedad. En virtud del federalismo educativo se establecieron nuevas funciones y atribuciones entre los distintos niveles de gobierno. A los gobiernos estatales se les asignó la dirección de los establecimientos educativos (servicios de educación preescolar, primaria, secundaria y para la formación de maestros, incluyendo la educación normal, la educación indígena y los de educación especial). 

Al tiempo que se traspasó el control de la infraestructura a las administraciones estatales, se estableció que el Ejecutivo Federal continuaría formulando para todo el país los planes y programas de educación preescolar, primaria, secundaria y normal, así como la autorización del uso de material educativo para los diversos niveles de educación, su actualización y la elaboración de los libros de texto gratuitos. 

Por otra parte, se promovió una nueva participación de la sociedad en su conjunto, fortaleciendo la capacidad de organización y la participación de los maestros, los padres de familia y los alumnos en la escuela, base del sistema. 

El segundo punto del Acuerdo Nacional supuso la reformulación de los contenidos y materiales educativos, por lo que para la primaria se aplicó un Programa Emergente de Reformulación de Contenidos y Materiales Educativos, entre cuyos grandes objetivos se encontraban el fortalecimiento de la lectura, la escritura y la expresión oral, así como el de la enseñanza de las matemáticas, el estudio sistemático de la historia, la geografía y el civismo -en lugar del área de ciencias sociales- y el aprendizaje de los contenidos relacionados con el cuidado y la salud del alumno, así como del medio ambiente. 
Finalmente, el tercer punto del Acuerdo Nacional fue la revaloración de la función magisterial, que suponía diversos objetivos en beneficio del magisterio: formación; actualización, capacitación y superación; salario profesional; vivienda y
el programa de carrera magisterial. 



alianza por la calidad de la educacion

http://www.youtube.com/watch?v=Q0Uxf7wQWXM